La Importancia de la Ética en la Educación y la Formación

Nos enfrentamos al aspecto más olvidado de todos, tan ignorado que si comparáramos la educación con una casa, estaríamos al borde del derrumbe. Pero examinemos esto detenidamente. ¿Cuál es la finalidad de los valores éticos? Resulta que los educadores, al asumir la responsabilidad que se les ha encomendado, deben respaldar el crecimiento de sus estudiantes como seres humanos; y estos poseen no solo una dimensión intelectual, sino también emocional.

La ética promueve la dignidad, la formación moral y el pensamiento crítico. A través de esta disciplina, niños y niñas pueden llegar a comprender los fundamentos de su papel en la sociedad y tomar posición como individuos valiosos para la comunidad. Como un objetivo aún más ambicioso, los valores éticos pueden contribuir a una sociedad más justa, libre e igualitaria, compuesta por ciudadanos que se respetan mutuamente y disfrutan de su libertad.

Los niños tienen la capacidad de pensar por sí mismos. A veces, la educación, tal como está configurada en la actualidad (obsoleta y basada en modelos pedagógicos anticuados), solo dificulta este pensamiento, que debería ser estimulado en lugar de apagado como si fuera una llama a punto de extinguirse. Como afirmó Paulo Freire, necesitamos una educación que fomente el pensamiento en lugar de simplemente imponer obediencia, pero lamentablemente estamos haciendo lo contrario. Los valores éticos tienen un enfoque filosófico y, por lo tanto, contribuyen al pensamiento crítico.

La interconexión entre individuos, sociedad y especie es un núcleo inseparable y dinámico. Estos elementos no deben separarse, ya que juntos forman la base de la conciencia y el espíritu humano. A partir de esta premisa surge la «antropo-ética» del autor, un conocimiento que debemos transmitir. Esta antropo-ética representa la esperanza de que la humanidad adquiera una conciencia global y ciudadanía planetaria. Busca que el individuo trascienda su propia individualidad y comprenda la ética como una aspiración y una voluntad que también abarca lo desconocido.

La antropo-ética nos insta a tomar decisiones conscientes y definidas para humanizar nuestra propia conciencia personal. Debemos asumir nuestra triple identidad como individuos, miembros de la sociedad y parte de la especie humana en la complejidad de nuestra era, con su destino pleno y sus desafíos.

Cuál es la importancia de la ética en la educación

La ética nos exige abrazar la misión antropológica de humanizar a la humanidad y guiar nuestras vidas. Busca lograr la unidad global en medio de la diversidad. Nos pide respetar tanto la diferencia como la identidad de los demás, promoviendo la visión ética de la solidaridad y la comprensión.

«Como afirmaba Kant, la finitud geográfica de nuestra tierra nos obliga a acoger universalmente al otro, reconociendo su derecho a no ser tratado como enemigo. A partir del siglo XX, la comunidad de destino terrestre nos impone la solidaridad de manera vital».

La ética es esencial, ya que en la realidad persiste el impulso de dominar, oprimir y destruir, y la barbarie humana en el planeta continúa siendo una amenaza creciente. Es un imperativo salvar a la humanidad de la autodestrucción.

La corrupción está afectando profundamente a la sociedad civil moderna de manera dramática y perjudicial. Ya no se limita a un territorio geográfico o una región; se extiende a nivel mundial, especialmente arraigada en las estructuras gubernamentales, agotando los recursos de los gobiernos de todo el mundo.

Es en este contexto que los educadores y el sistema educativo en general deben intervenir para guiar a las jóvenes mentes hacia un camino seguro. La ética profesional en la práctica educativa se convierte en un faro que orienta tanto al educador como a sus estudiantes por un sendero de integridad moral.

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Sabemos que la ética profesional se basa en la teoría ética deontológica, que se centra en la conducta y la conciencia de las personas. Su enfoque principal radica en los deberes éticos y legales de los profesionales, como la lealtad a la profesión que han elegido. Elegir una profesión implica un proceso de estudio riguroso, donde la voluntad del estudiante juega un papel importante en un contexto histórico y social.

Es esencial que los educadores se comprometan a seguir un código de ética profesional riguroso y jerarquizado que les sirva como guía para ejercer su profesión de manera activa en beneficio del desarrollo positivo de sus alumnos. Sin embargo, también es crucial que los educadores enseñen a sus estudiantes no solo conocimientos sólidos para desarrollar habilidades en su profesión, sino también la conciencia de la importancia de los valores éticos y morales que servirán como brújula para el ejercicio adecuado de su carrera. Esto implica establecer bases que contribuyan a la creación de códigos de conducta, teniendo en cuenta que cada profesión desarrolla sus propios códigos de conducta de manera independiente y colegiada.

En vista de lo anterior, se puede concluir que la ética profesional desempeña un papel crucial en la práctica educativa en la era moderna. Contribuye al desarrollo de una sociedad civil democrática, sólida y saludable.

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